Stavanger – Preikestolen - Lysefjord

Aunque la predicción del tiempo era mala, al salir no llovía. Fuimos al muelle (a la otra parte) a coger el transbordador que nos llevó a Tau y desde allí un autobús que nos llevó a pie del Preikestolen y luego de vuelta (todo por 200 NOK por cabeza comprados directamente en el mismo transbor). Durante el viaje en autobús de ida, empezó a llover. No obstante, al llegar, ya no llovía y empezamos a subir.

El recorrido es de 4km con un desnivel de unos 600m, con un par de subidas importantes. En general no se trata de una subida complicada, De hecho hay muchas personas de avanzada edad subiendo y tambien muchos perros. Es divertido ver como los perros escalan mejor que sus amos, jijiji. La subida está totalmente acondicionada mediante piedras y pasarelas sobre rios y lagunas. Aún así, es muy recomendable disponer de unas buenas botas de montaña para subir ya que si ha llovido (como en nuestro caso) el camino está totalmente embarrado y tiene numeros charcos. Pese a todo, la gente sube con lo que tiene y ya no solo bambas de diseño (a la rusa que las llevaba no parecia importarle mucho el precio que pagó por ellas) si no que te encuentras con gente con zapatos o incluso botas de piel.

El camino al preikestolen parecía las ramblas de Barcelona. No sabía si todos íbamos a caber en la piedra de 25m2 o si se iba a caer abajo del fiordo con tanto peso. Yo lo pasé fatal sobretodo al principio porque el camino está todo lleno de piedras y de agua que cae entre ellas (los noruegos no tienen problemas de falta de agua seguramente).

Marta: En la subida hubo un momento en que intentando pasar un pequeño charco de agua entre dos piedras, al alargar la pierna derecha para pasar, como no tengo las piernas especialmente largas, me quedé “atascada”: no podía ni volver hacia atrás ni pasar. Como Iñaki-piernas-largas ya había pasado, le miré con cara de penita y dije: “Iññññaaaakiiii”. Él me miró y me dijo que sí con la cabeza. Y yo otra vez “espatarrada” en medio de un charco: “Iññññaaakiiii”. Y ni caso. Al final otras personas me dieron la mano y pude pasar, con la posterior bronquita a Iñaki por dejarme casi morir en medio de un paso taaaan complicado.

Por fin, después de dos horas y cuarenta minutos (lo deberíamos habe hecho en dos horas) llegamos al preikestolen y .... se hizo la luz!!!! Pues si, al llegar el dia se abrió como si el sol nos hubiera estado esperando y pudimos hacer unas fotos fantásticas desde más arriba. La lástima es que había un poco de niebla y el fondo de las fotos aparece un poco difuminado.



En resumen, una excursión que pese a ser asequible para todo el mundo no se trata de la subida al turó de l'home ni mucho menos.

Marta: a partir de ahora espero que no haya que hacer más esfuerzos como este porque no me siento las piernas. Al bajar, me dolían mucho las rodillas. Creo que a partir de ahora mejor vacaciones tipo “imserso” o me entreno para hacer esfuerzos y luego no sufrir.

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