Nos vamos hacia el parque natural con el coche desde puerto del carmen hacia Arrecife. Repostamos de camino: gasolina a 1,12 (bcn 1,40 y muchos). Supongo que la diferencia está en que pagan menos impuestos!
Pasamos por pueblos de interior con San Bartolome o Mancha Blanca, por paisajes de color marrón donde resaltan las casas bajas, blancas y con las puertas y ventanas de color verde oscuro, lo que parece el color oficial de las casas. De vez en cuando vemos a la gente blanqueando las paredes.
Y manchas blancas son precisamente lo que parecen los pueblecillos en medio del paisaje árido, a veces marrón, a veces más negro, de la isla. Las palmeras y cactus alegran un poco el camino.
Parque nacional de Timanfaya
Llegamos al centro de visitantes y paramos por si hay algo interesante... Lo único que nos pareció interesante es el mirador al campo de lava que hay.
Pero fue un gran acierto entrar por este lado, desde el centro de visitantes, porque los que entraban por el lado sur formaban una caravana bastante grande en la entrada al parque (9 EUR), la cual pudimos esquivar. Lo que no pudimos esquivar fue la segunda caravana dentro del parque, ya que se iba dando paso a los coches que entraban a medida que otros iban saliendo, debido a la gran cantidad de visitantes.
Es como una zona cero o campo de minas: lleno de cráteres que han explotado y a sus pies campos de lava. Muy bonito y muy recomendable de visitar.
Luego al acabar el recorrido puedes ver una demostración de lo caliente que está la tierra en el islote de Hilario (donde está el aparcamiento, restaurante, tienda de souvenirs y de donde salen los autocares): en unos agujeros tiran agua y luego sale despedida en forma de vapor o escupida directamente; en otro agujero meten como paja y al cabo de segundos se prende fuego.
No recomiendo comer en el restaurante Diablo, diseño de César Manrique. Nos hizo gracia probar la carne asada por el calor de la tierra y poder observar el paisaje volcánico mientras comíamos pero fue infierno, porque el aire no corría y estuvimos toda la comida sudando y deseando acabar para salir a tomar el aire, que corría y bastante en el exterior.
Llegamos al centro de visitantes y paramos por si hay algo interesante... Lo único que nos pareció interesante es el mirador al campo de lava que hay.
Entrada al centro de visitantes
Vista del campo de lava desde el centro de visitantes
Pero fue un gran acierto entrar por este lado, desde el centro de visitantes, porque los que entraban por el lado sur formaban una caravana bastante grande en la entrada al parque (9 EUR), la cual pudimos esquivar. Lo que no pudimos esquivar fue la segunda caravana dentro del parque, ya que se iba dando paso a los coches que entraban a medida que otros iban saliendo, debido a la gran cantidad de visitantes.
Caravana esperando aparcar en el parque
Es como una zona cero o campo de minas: lleno de cráteres que han explotado y a sus pies campos de lava. Muy bonito y muy recomendable de visitar.
No recomiendo comer en el restaurante Diablo, diseño de César Manrique. Nos hizo gracia probar la carne asada por el calor de la tierra y poder observar el paisaje volcánico mientras comíamos pero fue infierno, porque el aire no corría y estuvimos toda la comida sudando y deseando acabar para salir a tomar el aire, que corría y bastante en el exterior.
Salinas - Golfo - Hervideros
Esta parte del sur de la isla es la más salvaje que hemos visto: desde el el parque del Timanfaya, los campos de lava del parque llegan hasta la costa y forman acantilados preciosos: los hervideros.
A las salinas, sin embargo, no les encontramos mucho interés. Ni mucho tampoco al Golfo, donde vimos la laguna verde que se forma. Aunque he de decir que tampoco les dedicamos mucho tiempo.
Esta parte del sur de la isla es la más salvaje que hemos visto: desde el el parque del Timanfaya, los campos de lava del parque llegan hasta la costa y forman acantilados preciosos: los hervideros.
A las salinas, sin embargo, no les encontramos mucho interés. Ni mucho tampoco al Golfo, donde vimos la laguna verde que se forma. Aunque he de decir que tampoco les dedicamos mucho tiempo.
Paramos también a visitar estas playas. La arena más blanca resalta más las aguas cristalinas y hace el paisaje un poco más caribeño con el agua azul más claro.
Finalmente no hemos ido a playa papagayo ni hemos pasado por la zona de los viñedos para probar los vinos con uva malvasía, lugares que probablemente se nos queden en el tintero.
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